Al parecer la cuchillería de Albacete fue heredada de los musulmanes, algunas particularidad así como varios indicios documentales indirectos parecen indicarlo. Las primeras noticias que conocemos, muy escasas, proceden del siglo XV y dan la impresión de que por entonces la actividad cuchillera en Albacete no tenia aún relevancia. Del siglo XVI conocemos, igualmente, pocas referencias, pero algunas pueden indicar cierto desarrollo; de la segunda mitad de la centuria existen testimonios documentales con nombres de varios espaderos y cuchilleros albacetenses.
La navaja clásica española apareció al final del siglo XVI. En los siglos XVII y XVIII, los cuchilleros florecieron en la región albacetense, la fabricación de navajas estaba en manos de moriscos de la región, que eran muy hábiles artesanos para fabricar cuchillos y armas blancas. Del siglo XVII hay muchos testimonios y se conservan numerosas piezas fechadas en el último tercio de la centuria, lo que significa que por entonces, sin que sepamos con certeza las causas de ello, Albacete ya contaba con una destacada y consolidada manufactura de cuchillos, puñales, navajas y tijeras.
Tanto los testimonios documentales, como las obras, ya son abundantes en el siglo XVIII; es, sin duda, una época esplendorosa de la cuchillería albacetense, a pesar de que la legislación restrictiva y prohibitiva que afectaba a buena parte de la producción comenzó a ser muy abundante a lo largo del siglo y de que el sistema gremial comenzaba su decadencia y poblaciones renombradas en esta actividad, como Toledo, estaban en aguda crisis.
En el siglo XIX esta situación cambia y la cuchillería albaceteña y española entra en crisis. Ello se debe a diversos factores que se inician a finales del siglo anterior, como el agotamiento temporal de los aceros, la competencia de la cuchillería extranjera o la existencia de restricciones y prohibiciones legales en relación con el uso y tenencia de armas blancas. No obstante, el carácter artesanal de la producción hace que numerosas navajas españolas obradas en estos años sean de una belleza y calidad extraordinarias.
Además de las modificaciones en el tamaño, a partir de los inicios del siglo XX, se registra un gran cambio en la tipología y en la estilística de las navajas de Albacete. La acumulativa incidencia de las sucesivas reglamentaciones restrictivas, la aparición de nuevos gustos estéticos, la aplicación de ciertas operaciones y procedimientos de serialización, la utilización de nuevos materiales y la diversificación de los usos hacen que surjan y se consoliden novedades estético-formales, especialmente en su segunda mitad, en la que la morfología de la navaja va transformándose para adaptarse a las nuevas necesidades y modas.
Hay que destacar tres características significativas para este siglo: por un lado, la indiscutible celebridad y considerable producción que había alcanzado la cuchillería albacetense a pesar del duro enfrentamiento comercial con las producciones extranjeras, francesas especialmente, que invadían el mercado español, y de las restricciones que una rigurosa legislación prohibitiva imponía; por otro lado, la nula referencia que se observa en todas las fuentes con respecto a las tijeras, lo que coincide con la practica inexistencia de piezas conservadas, circunstancia que nos hace pensar que las espléndidas tijeras de escribanía dejaron de fabricarse a partir de principios de la centuria; finalmente, la creciente implantación de los procedimientos de seriación industrial.