Otoño es la mejor época del año para el turismo micológico. España es un país privilegiado por su gran abundancia de setas y hongos. Son muchos los lugares donde éstos se reproducen, lugares a los que podemos ir adentrándonos en el bosque y disfrutando de bellos paisajes, haciendo al mismo tiempo senderismo, paseando, respirando aire puro y cuidando el ecosistema.
Las setas nunca deben arrancarse, sino que deben cortarse por el tallo con una pequeña navaja especial para cortar setas, dejando que la parte del bulbo permanezca en la tierra. Deben recogerse en una cesta o canasta de mimbre y no en una bolsa de plástico, para que las esporas caigan de nuevo al terreno y lo fecunden. Solo deben cortarse las que se van a recoger.
Si no es un experto en la materia, es conveniente que se haga acompañar por un micólogo para aprender a diferenciar entre las setas aptas para el consumo humano y las venenosas. Nunca ingiera las que no conozca.
Debemos evitar una recogida incontrolada, insostenible y masiva para evitar el peligro de que desaparezcan. Al ser una actividad campestre, conviene ir bien equipado: ropa, gorra, botas de monte, un bastón y una navaja. Como estamos en el bosque no hay que arrojar residuos, ni hacer fogatas. Lo mejor es consumirlas lo antes posible para saborearlas conservando todas sus propiedades.
Hay varios bosques en casi todas las Comunidades Autónomas donde se producen las setas u hongos, por lo que no es fácil seleccionar algunos para recomendar. Los más conocidos suelen ser: 1) Rabanales, Zamora, que también alberga el Museo Micológico más documentado del país, donde pueden contemplarse más de 200 tipos de setas. 2) Bosques de San Leonardo y Navaleno, en Soria. 3) Parque Natural Sierra de las Nieves, en Málaga. 4) La Serranía de Albarracín, en Teruel, que cuenta con varios restaurantes donde degustar las setas y con un mercado donde adquirir especies selectas y difíciles de encontrar. 5) Puebla de Obando, en Badajoz. 6) La Alta Ribagorza, en Lleida, una comarca pirenáica próxima al valle de Arán. 7) Valle de Echo, en Huesca, donde también están el valle de Aragüés de Puerto, el valle del Hospital y la Selva de Oza. 8) La Valdorba, en Navarra. 9) Ezcaray e Igea, en La Rioja. 10) Berguedá, en Barcelona. 11) Aracena, en Huelva que es una de las zonas de mayor valor micológico de toda Europa porque tienen las valiosas trufas. 12) Mieres y Cangas del Narcea, en Asturias. 13) Monte Faedo de Orzonaga, en León, donde crecen ejemplares de gran tamaño. 14) Pinares Llanos, Fuenfría y Lozoya, en Madrid. 15) Covarrubias, en Burgos. Y un largo etcétera.
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