El primer paso sería decidir qué tipo de cuchillo queremos, para qué lo vamos a emplear y a continuación elegir los materiales necesarios para su confección. Para la cuchilla el más común es el acero inoxidable por su dureza y resistencia a la corrosión; en algunos casos se emplean aleaciones para mejorar la flexibilidad y, en general, las propiedades del cuchillo.
Por supuesto, existen trucos que nos pueden hacer la tarea mucho más fácil como por ejemplo, a la hora de elegir la hoja de acero, coger una pieza que tenga el mismo grosor tanto para la parte que le corresponde a la hoja como para el mango, así el cuchillo tendrá equilibrio.
Una vez tengamos preparada la hoja de acero, la sometemos a tratamientos térmicos para darle forma y para ello se necesita casi tanta imaginación como experiencia. Se puede cortar con la radial y no pasa nada si quedan rebabas, en los siguientes procesos la lijaremos.
Esta parte es la más importante ya que aquí daremos fuerza al acero para que aguante los afilados durante mucho tiempo. Para enfriar la hoja, en lugar de agua, se recomienda su inmersión en aceite; es más suave.
Lo siguiente sería adelgazar la hoja, pulir y sacar filo, pero !con cuidado!, si nos pasamos podemos quemarla y echar a perder todo el trabajo. Lo ideal son 2-3 mm, más o menos, dependiendo de las herramientas que tenemos a nuestra disposición. Si la maquina para sacar filo utiliza agua, el acero no se calentará.
Para confeccionar una empuñadura bonita, con asta de ciervo por ejemplo, el cuchillo necesita tener espiga completa (la cuchilla sigue por el mango) y son los que mejores resultados dan.
Sería interesante combinar astas de varios tonos; aquí observamos la utilidad del término “full tang” o espiga completa. Una vez colocadas las piezas en la espiga (también se puede utilizar pegamento para asegurar la durabilidad), seguimos con la tarea más laboriosa de todo el proceso: pulir el mango para darle la forma que queremos.
A continuación, con un estropajo suave, frotamos la empuñadura con unas gotas de aceite, para que no se seque tanto.
Como toque final, podemos grabar nuestras iniciales en el mango, si no podemos hacerlo en la hoja del cuchillo.