Un cuchillo, una navaja, unas tijeras deben tener siempre un muy buen filo para cortar muy bien, porque de no estar bien afilados no tendrían sentido. El uso de estas herramientas de trabajo va desgastando su filo original. De ahí la necesidad de hacer uso de los afiladores de tijeras con frecuencia y convenientemente.
Existen todo tipo de afiladores de cuchillos, afiladores de navajas y de tijeras: los hay manuales, los hay mecánicos, los hay eléctricos, etc. Incluso, hay piedras especiales para afilar en seco o en mojado.
Lo importante para lograr un buen afilado es conseguir un buen ángulo de inclinación (generalmente son 12º) y tener un buen afilador para no dañar los cuchillos, las navajas ni las tijeras. Afilar es una técnica que requiere precisión y buen pulso.
Un buen afilador debe ser fácil de usar, seguro y, sobre todo, que no estropee el instrumento. Afilar requiere máximo cuidado en el trabajo, paciencia y el tiempo necesario para cada pieza.
Los expertos afiladores dicen que el mejor trabajo de afilado es el que se hace con las manos, a mano alzada, y no con las máquinas automáticas o eléctricas. Otros dicen que existen máquinas afiladores de excelente calidad y con excelentes resultados.
Para afilar tijeras, que las hay de distintos tipos (de modistería, de sastrería, de peluquería, de papel, etc.), es necesario primero desmontar la pieza, luego pulirla y, por último, afilarla.
Para afilar cuchillos, dependiendo del tipo de cuchillo, será necesaria la piedra seca o al agua. Cada instrumento tiene su propio afilado, no es lo mismo afilar un cuchillo, una navaja, una espada, un bisturí, un machete, un hacha, etc.
Afilar bien no es sólo cuestión de técnica, es también un trabajo artesanal, para evitar rayar la superficie de la pieza, emplear el tiempo necesario para un resultado impecable.
Las chairas disponen de un revestimiento muy resistente, gran agarre y una excelente capacidad para afilar.